Toy Story 3

Por fin!! Después de tanto tiempo deseándolo, ayer fui al cine a ver Toy Story 3!!

En la tercera entrega de este film, Woody, Buzz Lightyear y sus amigos, viven de nuevo una de esas locas aventuras a las que ya nos tienen acostumbrados (desde la primera en 1995).

La historia se acompaña de una moraleja, como siempre. Aunque creo que, en esta ocasión, esa moraleja es mucho más tierna que las anteriores.

Me encanta que, además de seguir siendo una peli para niños, no se olviden de que, los niños que vimos el nacimiento de estos juguetes tan peculiares, ahora hemos crecido. Pero sí, seguimos llevando dentro a los canijos que fuimos.

Y nos han hecho volver a revivir muchos momentos durante esos 103 minutos que dura la peli.

Ya me habían dicho que la peli era estupenda, que se acababa llorando y que, además, para los de mi generación, que hemos tenido la suerte de disfrutar de las dos primeras partes en nuestra infancia, era una preciosa forma de recordar esa tierna edad.

Ahora que puedo dar información de primera mano, os recomiendo absolutísimamente que no os perdais esta fantástica película.

Desde luego que lloré. Recordé mis viejas barbies, que están todas metidas en una cajita de rayas de cartón en mi armario. Recordé los buenos momentos que pasaba, sóla o en compañía, jugando con ellas, dejando volar mi imaginación. Esos momentos en los que una simple caja puede ser una casa, un barreño puede ser un barco...

Recordé mis nenucos, mis peluches... Todo.

Algo que me enterneció mucho también fue ver la sala llena de niños. Ellos no lloraron, claro. Porque aun no pueden sentir esa sensación. Eso que siente Andy cuando empieza la universidad y comprende que ya nunca volverá a ser un niño.

Hay un amigo en mí...